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14 mayo, 2013

Tormenta

Siempre he dicho que mi relación con la lluvia es un tanto complicada... También lo es mi relación con las tormentas...

Me apasiona la luz que dejan en el cielo y su forma de iluminarlo absolutamente todo de golpe.
Y a la vez, me genera cierta ¿angustia? el estruendo que crean, ese con el que parece que vayan a derrumbarlo todo...


Me recuerdan a los días en el pueblo, cuando corríamos ante la tormenta si nos pillaba en el parque o en el campo, por aquello de alejarnos de los árboles...
Recuerdo especialmente aquella, mirando a través del cristal los ríos de agua que se iban formando en la calle... Y cómo salimos a ver aquel árbol partido y a inspeccionar un poco todo cuando el sol volvió a salir...

Recuerdo los comentarios de mi madre sobre los días de tormenta cuando eramos pequeños... Por lo visto a mi hermano le atemorizaban y pedía rezar a Santa Bárbara, mientras que yo le decía que no pasaba nada...

Me gusta ver las tormentas desde casa, abrigada por el calor del hogar...
Y me gusta que duren hasta la noche, para dormirme escuchando los truenos y las gotas de agua golpeando en el cristal ...

* Imagen de stock.xchng

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